domingo, 30 de diciembre de 2007

ENTREVISTA A MARTIÑO RIVAS (MARCOS EN LA SERIE)

Siendo tan sólo un niño participaste en la serie ‘Mareas vivas’ de TVG. ¿Cómo fue ese primer contacto con las cámaras?
Hice ‘Mareas vivas’ con 12 años, fue sólo una experiencia, en ningún momento pensé que algún día podría dedicarme o llegar a vivir de la interpretación. De pequeño, entre otras cosas, quería ser director de cine. Me gusta mucho el cine. Cuando entré en la facultad para estudiar Comunicación Audiovisual me indicaron que para dar indicaciones a los actores, para saber leer bien una secuencia, para darle ritmo a un rodaje… para tener criterios de todo eso era importante que tuviese nociones de interpretación. Fue en ese momento cuando decidí apuntarme a una escuela de teatro en Santiago de Compostela (Espacio Aberto). Me tiré ahí 4 años y al final se me quitó la idea de dirigir y ahora le he cogido el gusto a la interpretación.
¿Cómo entraste en ‘Mareas vivas’?
Se hizo un cásting y, aunque en principio no tenía pensado acudir, finalmente me presenté. Ni siquiera me dieron una separata, simplemente me pidieron que contase alguna anécdota. Más tarde me llamaron para otro cásting, me dieron una separata… el procedimiento habitual. A los pocos días, me llamaron para decirme que me habían seleccionado.
Hasta ahora habías compaginado la interpretación con los estudios. ¿Has acabado la carrera o te queda algo pendiente?
Me queda el segundo cuatrimestre del último curso. Me examiné hasta febrero de este año y luego me vine a Madrid para empezar con la serie. Estoy matriculado en la universidad de Santiago de Compostela.
Te presentan como una de las más firmes promesas en el actual panorama de la interpretación española. ¿Te sientes abrumado?
Debo de tener a la gente demasiado engañada (risas). La formación que tengo es teatral, por lo tanto, realmente no eres consciente de cómo te ve el resto de la gente. En televisión he hecho ‘Mareas vivas’, que lo tengo muy lejano en el tiempo; ‘Maridos e Mulleres, una serie que hice hace dos años en Galicia de la que grabamos 26 capítulos y tan sólo se emitieron 3; y luego lo que he hecho en ‘SMS’, que han sido 5 capítulos en un formato diferente, de 20 minutos. Estoy a la expectativa, a la espera, de que se emitan más capítulos de ‘El internado’ para conocer su evolución y conocer en qué acaba todo esto.
¿Has notado mucha diferencia a la hora de trabajar en una serie u otra?
Yo creo que no depende tanto de dónde se grabe la serie. Aparte del idioma, lo que varía es el sistema de producción. Las condiciones de trabajo que estamos teniendo en ‘El internado’ son excelentes. Para grabar el primer capítulo nos hemos tirado casi un mes y trabajar así es muy fácil. Sin embargo, en ‘SMS’ el ritmo era muchísmo más acelerado, otro horario, otra duración…
¿Cómo te llegó la oportunidad de interpretar al personaje de Marcos?
Hice varias pruebas para un cásting de Globomedia el pasado verano. Salí muy contento. Me cogieron y me llamaron para hacer ‘SMS’. Les debí gustar y por eso han repetido conmigo (risas).
En ‘El internado’ de Antena 3 no podías estar mejor acompañado… ¿Qué tal se lleva trabajar al lado de actores de la talla de Luis Merlo, Natalia Millán o Amparo Baró?
Además de ser gente muy agradable, es muy fácil trabajar con ellos. Para que una secuencia salga bien, tu compañero tiene que estar bien, es decir, esto es un partido de tenis, tú le pasas la pelota y el otro te la devuelve a tí, si el otro la saca del estadio o la deja en la red la secuencia no va a salir bien. Hay que trabajar para el otro actor. Lo más destacable es lo tremendamente generosos que son a la hora de trabajar. La gente cuanto mejor es, también lo es en humildad. Es una maravilla trabajar con ellos.
¿Y el trabajo con Luis Merlo?
Luis, en concreto, es el actor más generoso que he conocido jamás. Es hasta el momento con el que más escenas he rodado. No te impone nada, él te sugiere, te aconseja, te guía… Todo lo que te dice es muy valioso. Procuro pegarme a él a ver si se me pega algo, ¿no? (risas).
‘El internado’ es una de esas grandes producciones que muy de vez en cuando aparecen en pantalla. ¿Qué tal es el rodaje?
Son muchas horas. A veces tienes la sensación de que la historia no avanza. ‘SMS’ y ‘Maridos e mulleres’ tenían un formato tipo sit-com, todo se desarrollaba en plató y a un ritmo muy acelerado. Yo he llegado a hacer en Galicia hasta 19 secuencias en un sóllo dia, cuando en ‘El internado’ para todo el equipo no se planifican más de 5 o 6 para toda la jornada. Se repite muchísimo, hay que repetir las secuencias muchas veces porque se graban muchos tiros de cámara. Luego cuando lo ves en pantalla te quedas impresionado, y es que nada tiene que ver con la imágen que te estabas creando en la cabeza en el momento en el que grababas esa misma secuencia.
¿Como se desarrolla el rodaje?
Primero se empieza con los planos generales, luego se va a planos cortos, luego grabamos con la steady cam. Casi todas las secuencias se graban también con steady, lo que le otorga a las imágenes una estética, unos movimientos de cámara que permite crear esa sensación de miedo o terror que se pretende conseguir.
Ya hemos podido comprobar que ‘El internado’ cuenta con muchos exteriores…Muchísmos exteriores...
Muchisimos en el exteriores y la mayoría de ellos de noche, en un bosque. Hace frío, son muchas horas, pero vale la pena porque lo que más tarde ves en pantalla es un trabajo magnífico.
¿Dónde se rueda la serie?
Lo que se graba en plató lo hacemos en Globomedia y la mayoría de exteriores están rodados en los jardines de la Universidad Antonio Nebrija de Torrelodones (Madrid).
¿Cómo definirías a tu personaje?
Marcos es un adolescente de 16 años que ha vivido un trauma muy grande. En verano sus padres se marchan de vacaciones y su barco naufraga. Pero sus cuerpos no aparecen. Tres meses después se les da por muertos, a pesar de no haber una prueba material. Marcos se queda al cuidado de su hermana pequeña que tiene 6 años. El mundo entero se le viene encima y, por si fuera poco, se ve en la necesidad de empezar de cero. Marcos juega al rol del bueno dentro del grupo de adolescentes. Es una persona sensata, educada y coherente.
Tras el estreno del primer capítulo tu nombre se ha convertido en uno de los más buscados en internet. ¿Qué te parece que de la noche a la mañana todo el mundo quiera saber de ti?
Yo esa percepción no la tengo aún. La gente no me reconoce por la calle, no estoy notando ese cambio. Lo que ha sido una experiencia nueva ha sido el hecho de haber dejado la Facultad y las clases de teatro y estar currando todos los días. El día del estreno me bombardearon con mensajes y llamadas al móvil, pero poco más. No me ha cambiado la vida radicalmente.
¿El rodaje ya te deja tiempo para el ocio?
La verdad es que de momento tiempo libre muy poquito. El suficiente para dormir.
¿Fue dificil marcharte a Madrid?
No, porque yo soy feliz. Cuando suena el despertador por la mañana salto de la cama con una sonrisa. Antes, para ir a la Universidad, me era imposible. Estoy bien en Madrid porque tengo un trabajo, si no lo tuviera tal vez la situación fuese diferente.
¿Soñaste alguna vez con una oportunidad como la que te ha brindado Globomedia?Nunca había pensado en ésto. Si te digo la verdad, a mí me encanta lo que hago, ya sea grabando una serie como ‘El internado’ o ensayando en una habitación vacía con mi compañero un texto de teatro que hemos cogido de una biblioteca pública. Disfruto con lo que hago. El otro día Maribel Verdú en una entrevista decía “No tengas prisa por llegar porque cuando llegues no va a haber nadie esperándote”. Y es verdad, prefiero no marcarme retos. Intento hacer mi trabajo lo mejor posible, disfrutar con lo que hago.
¿Cómo es Martiño Rivas?
Soy una persona bipolar. Cuando las cosas van bien me pongo muy eufórico y cuando van mal pierdo un poco los nervios. Y cuando un equipo de 70 personas depende de ti no te puedes permitir perder los nervios o dejar de saber dónde estás y cual es tu labor. Tienes que ser un catalizador para todo el equipo.
¿Cuando te cogieron para ‘El internado’, cómo recibieron en casa la noticia?
Muy bien, me apoyan. Siempre me han insistido mucho con acabar la carrera. Será muy difícil que este año me licencie, pero mientras esté currando y sea feliz estarán contentos.

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